A muchos nos toca, nos
ha tocado y nos tocará trabajar en lugares donde los únicos valores que
conoceremos son los de las facturas, y donde el éxito y el rendimiento, incluso
económico, es la vara con la que se mide a las personas, pero hacerlo a costa de nuestros valores
y principios ya es
distinto.
La prudencia
es la virtud de actuar en forma justa, adecuada y moderada. Aplicada a la
situación que vamos a presentar a continuación, nos invita a tomar decisiones
con calma, analizando las consecuencias.
Ser fiel a la verdad
a veces parece ser sinónimo de hacer todo público, cuando es en realidad una
invitación a una vida recta, que puede serlo también en privado, sobre todo,
cuando debo cuidar también de un prójimo.
Comprometer la palabra
es algo muy serio para los cristianos, lo que hacemos tiene que guardar
relación con lo que decimos, hemos sido educados para demostrar nuestra fe con
obras, y luchar por eso siempre es una virtud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario