lunes, 17 de julio de 2017

Profesión y Vida Cristiana




Profesional responsable y ciudadano comprometido

«[En nuestra ciudad] nos preocupamos a la vez de los asuntos privados y de los públicos, y gentes de diferentes oficios conocen suficientemente la cosa pública; pues somos los únicos que consideramos, no hombre pacífico, sino inútil, al que nada participa en ella, y además, o nos formamos un juicio propio o al menos estudiamos con exactitud los negocios públicos, no considerando la discusión como un estorbo para la acción, sino como paso previo indispensable a cualquier acción sensata» Pericles

Es innegable que la actividad profesional como tal, sea cual sea ésta, ocupa un lugar significativo en las sociedades modernas, pudiéndose llegar a decir que la preeminencia de las clases profesionales es una dimensión configuradora de las mismas.
Algunas cuestiones de la relación entre profesionalidad y ciudadanía, Pericles que prologa este texto– que se oponen a esas, a mi entender, inadecuadas concepciones de dicha relación:
·         El ejercicio responsable y competente de la profesión es, en sí mismo, un modo concreto, parcial pero real, de realización de la ciudadanía.
·         La progresiva y tal vez inevitable profesionalización de determinadas figuras de la vida ciudadana no sustituye sino, al contrario, ha de posibilitar una mayor y mejor participación del resto de los miembros de la sociedad.
·         Por último, diversos ámbitos de la sociedad civil, entre los que se encuentra la actividad profesional (junto con el asociacionismo, la opinión pública o los agentes económicos)

II. La profesión como condicionante de la ciudadanía

Como ya he apuntado, las actividades profesionales condicionan de manera significativa la vida social, tanto en sus actividades cotidianas como en su estructura y configuración internas.
1.      Modelos de ciudadanía y profesión

Voy a entender la ciudadanía como la combinación de los derechos y deberes de diversa índole (civiles, políticos, sociales…) que configuran y definen el estatus de miembro de pleno de derecho en una unidad social o comunidad política determinada, habitualmente el Estado.

2.      Las profesiones y la realización de la ciudadanía concreta 

Intentando establecer una relación de incidencia de la profesionalidad sobre la realidad de la ciudadanía, se pueden formular al menos tres tipos de vínculo, de influencia de la primera sobre la segunda:
·         La profesión, todas las profesiones, se nos aparecen, en primer lugar, como un ámbito privilegiado de ejercicio efectivo de la ciudadanía.
·         En segundo lugar, bastantes profesiones no solamente son un ámbito de ejercicio de ciudadanía por parte de quienes las desarrollan, sino que son, también y al mismo tiempo, educadoras, posibilitadoras de la ciudadanía de otras personas.
·         En tercer lugar, algunas de las profesiones, por su especificidad, no solamente suponen la ejercitación propia o la posibilitación ajena de ciudadanía, como ya hemos visto en los dos casos anteriores, sino que son, más rigurosamente, definidoras y moduladoras de la ciudadanía.

3.      Las perversiones de la profesión como destrucción de la ciudadanía 

Sin pretender hacer una lista detallada de peligros que acompañan indefectiblemente a la actividad profesional y ante los que hay que estar precavidos para no caer en ellos, voy a fijarme en algunos de los más habituales en nuestro contexto para reconocerlos como auténticos elementos destructivos de la ciudadanía, tanto de la ejercida por el profesional como de la posibilitada y generada por su actividad.

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