lunes, 17 de julio de 2017

¿Se puede ser exitoso en los negocios y seguir siendo profundamente cristiano?



A muchos nos toca, nos ha tocado y nos tocará trabajar en lugares donde los únicos valores que conoceremos son los de las facturas, y donde el éxito y el rendimiento, incluso económico, es la vara con la que se mide a las personas, pero hacerlo a costa de nuestros valores y principios ya es distinto.

La prudencia es la virtud de actuar en forma justa, adecuada y moderada. Aplicada a la situación que vamos a presentar a continuación, nos invita a tomar decisiones con calma, analizando las consecuencias.

Ser fiel a la verdad a veces parece ser sinónimo de hacer todo público, cuando es en realidad una invitación a una vida recta, que puede serlo también en privado, sobre todo, cuando debo cuidar también de un prójimo.

Comprometer la palabra es algo muy serio para los cristianos, lo que hacemos tiene que guardar relación con lo que decimos, hemos sido educados para demostrar nuestra fe con obras, y luchar por eso siempre es una virtud.

Profesión y Vida Cristiana




Profesional responsable y ciudadano comprometido

«[En nuestra ciudad] nos preocupamos a la vez de los asuntos privados y de los públicos, y gentes de diferentes oficios conocen suficientemente la cosa pública; pues somos los únicos que consideramos, no hombre pacífico, sino inútil, al que nada participa en ella, y además, o nos formamos un juicio propio o al menos estudiamos con exactitud los negocios públicos, no considerando la discusión como un estorbo para la acción, sino como paso previo indispensable a cualquier acción sensata» Pericles

Es innegable que la actividad profesional como tal, sea cual sea ésta, ocupa un lugar significativo en las sociedades modernas, pudiéndose llegar a decir que la preeminencia de las clases profesionales es una dimensión configuradora de las mismas.
Algunas cuestiones de la relación entre profesionalidad y ciudadanía, Pericles que prologa este texto– que se oponen a esas, a mi entender, inadecuadas concepciones de dicha relación:
·         El ejercicio responsable y competente de la profesión es, en sí mismo, un modo concreto, parcial pero real, de realización de la ciudadanía.
·         La progresiva y tal vez inevitable profesionalización de determinadas figuras de la vida ciudadana no sustituye sino, al contrario, ha de posibilitar una mayor y mejor participación del resto de los miembros de la sociedad.
·         Por último, diversos ámbitos de la sociedad civil, entre los que se encuentra la actividad profesional (junto con el asociacionismo, la opinión pública o los agentes económicos)

II. La profesión como condicionante de la ciudadanía

Como ya he apuntado, las actividades profesionales condicionan de manera significativa la vida social, tanto en sus actividades cotidianas como en su estructura y configuración internas.
1.      Modelos de ciudadanía y profesión

Voy a entender la ciudadanía como la combinación de los derechos y deberes de diversa índole (civiles, políticos, sociales…) que configuran y definen el estatus de miembro de pleno de derecho en una unidad social o comunidad política determinada, habitualmente el Estado.

2.      Las profesiones y la realización de la ciudadanía concreta 

Intentando establecer una relación de incidencia de la profesionalidad sobre la realidad de la ciudadanía, se pueden formular al menos tres tipos de vínculo, de influencia de la primera sobre la segunda:
·         La profesión, todas las profesiones, se nos aparecen, en primer lugar, como un ámbito privilegiado de ejercicio efectivo de la ciudadanía.
·         En segundo lugar, bastantes profesiones no solamente son un ámbito de ejercicio de ciudadanía por parte de quienes las desarrollan, sino que son, también y al mismo tiempo, educadoras, posibilitadoras de la ciudadanía de otras personas.
·         En tercer lugar, algunas de las profesiones, por su especificidad, no solamente suponen la ejercitación propia o la posibilitación ajena de ciudadanía, como ya hemos visto en los dos casos anteriores, sino que son, más rigurosamente, definidoras y moduladoras de la ciudadanía.

3.      Las perversiones de la profesión como destrucción de la ciudadanía 

Sin pretender hacer una lista detallada de peligros que acompañan indefectiblemente a la actividad profesional y ante los que hay que estar precavidos para no caer en ellos, voy a fijarme en algunos de los más habituales en nuestro contexto para reconocerlos como auténticos elementos destructivos de la ciudadanía, tanto de la ejercida por el profesional como de la posibilitada y generada por su actividad.

domingo, 19 de junio de 2016

Método Jurídico



Método Jurídico



El método jurídico de acuerdo a su definición es el procedimiento que se usa para las investigaciones de las causas y fines del derecho, para la interpretación y conocimiento de sus fuentes.

Hay que recalcar que es la teoría de la ciencia jurídica, esta lleva la interpretación de las normas, generales o particulares, de esta manera se logra el significado que se asigna a una ley, depende si es el más razonable y convincente, es el resultado particular de la interpretación.


Además es una serie de reglas o directrices para conseguir un objetivo determinado, intervienen diferentes tipos de dogmáticas para poder elaborar este método. No se debe confundir al método jurídico, con la aplicación y la interpretación. Debe ser concreto para su investigación, poniendo de relieve que no existe diferencias sustanciales entre una y otra.

Para la construcción del método jurídico se basa en el método sistemático, a estas se las debe agrupar de acuerdo a las instituciones que tenga que ver con la rama de Derecho, estas son aplicables en las instituciones, por sus principios y reglas generales.

Bibliografía:

http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/qdiuris/cont/16/cnt/cnt4.pdf

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/142098.pdf